ALEJANDRO PINTO, palabras de caminante.



Pasó por casa para entregarme sus producciones literarias, esas que nacen de sus manos de manera artesanal bajo el seyo editorial de Klóketen Tintea. Estaba por salir al día siguiente rumbo a Ushuaia, se alojaría en Bosque Yatana por la hospitalida de Mónica Alvarado y partiría al día siguiente para recorrer el Paso Beban.
Mientras esperaba conseguir pastillas para potabilizar el agua porque, contrariamente a lo que se cree es un riesgo consumir agua en esos espacios cordilleranos.
Me contó de una caminante que tomó agua cristalina de un arroyo pero que al subir apreció que en curso de agua había un animal muerto desde hacía varios días, los efectos nocivos de la ingesta no tardaron en hacerse notar.
Alejandro vivió con anterioridad una experiencia iniciática por los senderos fueguinos de la mano de una francesa ducha en estos menesteres.
Pero ahora dispone de cinco días para los cuales se ha venido preparando durante mucho tiempo.
El paso Beban fue uno de los primeros en facilitar el transporte de personas, cabalgaduras y ganados entre el norte y el sur fueguino, y lleva su nombre por el apellido de un pionero croata -el Fortunato- ducho en andares marìtimo por sus memorables goletas.
Alejandro muestra su sencibilidad en el trato memorioso de lo cotidiano. La casa que vendiera su padre al irese al norte, el estado en que se encuentra lo mismo -donde se estan borrando los rasgos de la infancia- la desapariciòn del cementerio de mascotas que existìa en un rincòn del patio.
Una de mis perras se subiò al sillòn desde donde me hablaba y miraba curiosamente los gestos que acompañaban su decir.
¡Pronto estará de vuelta entre nosotros! Tal vez vuelque en discrusos similares su relaciòn de todo lo vivido, o tal vez apure escritos -como los de La isla me llama- que està al alcance de la mano para que comience a leerlos.
Pero el estará en lo suyo recorriendo las calles en su condicón de cartero, y no registrarà en imagenes su andar -que por otra parte requerirìa de una tecnologìa que no dispone- pero si guardarà en la memoria poética de sus narraciones, su condiciòn de caminante... encandilado por las bellezas de este sur.


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