Falleció el Ingeniero Lizardo V. Canga.

 Comenzó a circular la noticia en las últimas horas. En la Provincia de Córdoba, donde residía en los últimos años, ha fallecido uno de los primeros profesionales fueguinos, el ushuaiense Lizardo Vicente Canga.

Lo recuerdo joven, llegando al colegio Ceferino Namuncurá, donde su esposa –Olga- era mi maestra de primero superior.

El matrimonio era reciente, y todavía no llegaban los hijos.

Los Canga vivían en un lugar privilegiado de nuestro pequeño pueblo, en la intersección de San Martín y Belgrano y Don Lizardo tuvo diversos desempeños públicos en la década del 60, siendo los más relevantes los que lo llevaron a estar al frente de la Municipalidad, con comisionado.

Cuando pasé al secundario el Ingeniero estaba allí, y fue profesor en distintas asignaturas a partir del segundo año.., todas relacionadas con su especialidad “matemática”; Canga se nos imponía con innumerables ejercicios que debíamos resolver en el pizarrón o traer resueltos como tareas del hogar.

A la vez en un tiempo de transición entre que el Colegio Nacional nunca concretado pasó a la jurisdicción del Obispado, y de este a la Obra de Don Bosco, él fue el Rector del Instituto. Férreo defensor de sus alumnos solía confrontar con el periódico local donde los “muchachos” de entonces parecíamos ser los malos de la película para el periodismo pueblerino.

La empresa que naciera de su empuje fue creciendo, un día lo interrumpimos en clase –cosa que no hacíamos frecuentemente- para que confirme si era cierto que se estaba construyendo un Canal de Televisión en el pueblo.., y era cierto que lo hacía su gente.

Con el tiempo fueron apareciendo algunos techos de cumbrera saliente que eran propios de sus diseños, en tanto que los caminos fueron ocupando cada vez en mayor medida sus emprendimientos ingenieriles.

Con el tiempo todo este quehacer fue transferido a sus hijos, y a él se lo podía ver en algún menester ligado a Estancia La Porteña, un establecimiento rural que adquiriría a Jorge Lombardich.

Nuestros encuentros se fueron volviendo esporádicos, cada vez se fue quedando más en Córdoba, una vez fue en un casamiento, otra en una visita de Eduardo Angeloz, que se alojó en su establecimiento rural.


Fue una asignatura pendiente poder entrevistar a quien fue mi profesor y en algún momento inclinó mi vocación por la Ingeniería..,  y un aplazo en marzo no haberlo logrado.

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