Lectura escalonada a Vidas urbanas en Tierra del Fuego.

La reciente Feria del Libro me dio la oportunidad de este primer libro editado por la UNTDF, producto de un concurso literario en el cual me he sumergido en una noche de lectura, dando fin a la mitad de los relatos.
La Profesora Silvia Saiz, a quien comencé a conocer en mis días de docente en el ISES, advierte en su contratapa una referencia a “leerlos y releerlos” , de principio al fin, en el orden o desorden que deseen”.  Yo he sido ordenado puesto que he seguido  los cuentos, que no responde para nada a un orden de premiación que se diera por el trabajo del jurado.
De allí que mis apreciaciones no serán dadas cuento por cuento, sino hilvanando circunstancias que me han parecido comunes.
Y escribiré sobre la mitad del libro, que es lo que llevo leído.., después se verá.
Primera noche.
Tenía planteado antes de conciliar el sueño leer al menos tres relatos, pero la lectura –que resultó inquietante- me llevó a leer uno más.
El universo a analizar es, por orden de aparición, el que nos presentaron  Federico Miguel Rodríguez, Darío Gabriel Torelli, Ernesto Marcelo Ledesma, y en “bonus track” que incorporé en esa noche Nicolás Gerardo Tomano,
Los ambientes elegidos son: en tres casos Ushuaia, en uno Río Grande. Desde lo urbanístico las escenas transitan más lo suburbano que lo urbano, donde se viven situaciones de pobreza y marginalidad. En un caso se transita por un escenario natural, se navega por el Beagle, pero no se pasa por la descripción del mismo sino que la travesía sirve para que el personaje principal relate su vida.
Los personajes principales son: un gigoló condenado por homicidio al presidio austral, un marino que debe pasar el invierno en la Ushuaia que vive en torno al presidio, un habitante de la margen sur sobre cuyo pasado se sabe poco, y finalmente un viejo que vive entreverado con sus perros en una casa verde, al borde de la bahía.
Las mujeres, cuando las hay, adquieren un rol secundario, en el cuento de Rodríguez una indígena sumida en la prostitución por el gigoló ahora liberado (lo de gigoló es una palabra mía). En el relato de Torelli el personaje femenino es una viuda de un guardia cárcel que se convierte en objeto de deseo, o tal vez sea el protagonista masculino del relato el que está en esa circunstancia. En el de Ledesma hay una familia ausente. Como por otra parte también se vive la misma circunstancia en las dos primeras narraciones, donde la mujer y los hijos están en Buenos Aires. El el cuento de Nicolás, que fue el ganador del concurso, la mujer muere y con su desaparición se incrementan los pesares del protagonista.
En el escrito de Tonelli se da la aparición de un personaje secundario: Manguay, Ángel Frigero su nombre real, hombre que forma parte de los recuerdos y leyendas de viejos pobladores de Ushuaia. En el cuento Federico hay un policía que acompaña al ex convicto en lo que terminará siendo vivencia erótica.
Hay un erotismo encubierto en la relación que surge entre Renata y su empleado/pensionista. El hombre tiene techo y comida a cambio de cortar la leña, y vive en inmediaciones de la leñera; hasta que la relación con la patrona lo comienza a llevar a los espacios interioes.
La comida parece invitar invariablemente al capón, al menos en los relatos ushuaiense; en las páginas de Ledesma esta necesidad no es contingente de la vida de su protagonista, es de los cuatro relatos el más contemporáneo. Ángela tiene una huerta y vende sus productos al presidio, pero no para alimento de los presos, sino del personal subalterno del cual en algún momento formó parte su difunto marido.
Nadie es esquivo al alcohol.
La pobreza se dibuja de múltiples maneras, todos Romano insiste en la hediondez en la que se ve envuelto El viejo de los perros. El alcohol lo llevó a la gangrena, la gangrena a la amputación, heridas de no cicatriza, promiscuidad de quien vive entre animales, irregular asistencia de las instituciones.
El petrolero del relato de Ledesma no tiene siguiera instalado agua y electricidad en el lugar en que vive, en una oportunidad es asistido por una pareja de vecinos.
La mugre, es también la que existe en los recuerdos carcelarios de El abrazo, y en la choza de la india vieja que se prostituye.
El marino apeonado por la croata mejora solo una vez su apariencia y limpieza personal cuando es invitado por su anfitriona a compartir un almuerzo de un 25 de mayo. Ese hombre huele a humo.
Nadie es presentado con un empleo regular, a no ser por el policía del primer relato, los demás viven un cuentapropismo marginal.
Y así terminamos por ahora esta primera disección de la obra. Ya volveremos por el mismo camino, en una segunda noche.
En esta primera lectura disfrutamos de los tres primeros premios.


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