Historias del bosque fueguino. De Juan Carlos Rosello.



Esta historia comienza con un desencuentro, había escuchado en radio –en un lectura del programa de la última Feria del Libro- de la presentación de esta obra pero en una fonética distinta a la que estoy acostumbrado para identificar su apellido, por eso no fui, ni lo busqué.
El día que asistí para presentar la charla de Roberto Santana no estaba entre los concurrentes, hice algunas compras y fin del episodio.
Más tarde me vinieron a contar de un pequeño libro que hablaba de una travesía por el paso Lucas Bridges, y pregunté sobre analogías con Rumbo a Policarpo, el libro anterior de Rosello editado hace una década.

Entonces se ocupé de conseguirlo, para estas cosas nada mejor que llamar a María Cristina Bargiela que en su Rincón del Libro Fueguino suele tener respuestas eficaces.
Quedó en traerlo a casa y el libro ya está leído. Son cinco narraciones de diversa temática que abordan experiencias de contacto del autor con su amada Tierra del Fuego.
La primea es un cruce con su amigo Daniels, punto de referencia y partida Estancia Las Hijas, uniendo de norte a sur en dura caminata –donde equivocaron al llevar botas de gomas- el camino que con los onas trazó Lucas Bridges. Es en lo sustancial el relato más extenso.
El segundo es una semblanza, sobre la primera telefonía de la isla, sus usos y costumbres.
El tercero muestra cartas, son remitidas por Asencio, un personaje descripto en Rumbo a Policarpo, donde se muestra al empleado fiel y optimista de la estancia de la viuda de Vallejo: correspondencia que lleva una serie de aclaraciones, indispensables para conocer matices de lo cotidiano en la tarea de una pequeña estancia –en el bosque fueguino- con la patrona que vive en Buenos Aires. Cartas que diría tienen valor antropológico.
El cuarto muestra a hombres en dificultades cuando el camino se hacía pantano, y la inesperada aparición de dos ignotos hombrecitos, muy reales por cierto, que los casan del problema y no piden nada a cambio.
Y finalmente un relato travieso, casi mágico.


Les recuerdo que el Rincón del Libro se encuentra en la Panadería La Unión, en Tolhuin; y que con anterioridad hemos transcripto un escrito de Rosello, en este 

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