TRIPTICA NACIONAL.HISTORIA.31.LAS CRÓNICAS DE LOS LENGUARACES.


 Los escritos de LIA QUAGLIA sobre las guerras guaraníticas representan una de las fuentes más autorizadas para comenzar a interiorizarnos en ese tema, que fue perfilando las fronteras del plata.



Las cartas escritas en guaraní fueron traducidas al castellano de la
época y, en términos generales, en ese estado se dispone de ellas. Los
traductores, denominados “lenguaraces” o “intérpretes” por la
administración colonial, efectuaban un trabajo de decodificación que
podía llegar a manipularse por voluntad de los mandatarios españoles
para obtener un discurso determinado.

Con esto, a la inversión, transformación, mutación o alteración de significados que generaban las traducciones, se agregaba otro nivel de desarticulación discursiva provocado por intereses políticos concretos. Estas cuestiones
atravesaron sobre todo los interrogatorios y las declaraciones
elaboradas en el contexto posterior a la rebelión. En diferentes
momentos, los guaraníes involucrados en la resistencia fueron reunidos
para responder a un conjunto de preguntas elaboradas por las
autoridades coloniales para dar cuenta de implicancias o
responsabilidades en el conflicto y, en ocasiones, las declaraciones
resultantes estuvieron mediadas por la presión o el miedo. La
superación de esta complejidad, en la instancia de investigación, estuvo
sujeta a la posibilidad de contrastar testimonios y declaraciones
elaboradas en diferentes momentos. También a la consideración de los
alcances y limitaciones de cada fuente con el fin de evitar tensiones
discursivas e interpretaciones desacertadas.
En especial, varias cartas de origen guaraní fueron inspiradoras de
uno de los aspectos abordados en este estudio: la ideología
insurreccional. Las cartas mencionadas, que se encuentran editadas,
conforman un corpus documental conocido e identificado por la
historiografía especializada. Mucho se ha dicho en su momento y
también desde el espacio académico sobre la real procedencia de estas
cartas escritas y firmadas por los caciques y las autoridades guaraníes
de los cabildos de los pueblos implicados por el tratado y por el
traslado, en julio de 1753, y dirigidas al gobernador de Buenos Aires
como representante del rey de España. Las argumentaciones
contenidas en ellas sobre los motivos de la resistencia, sustentadas en
algunos casos en doctrinas políticas de influencia europea, la
yuxtaposición de expresiones y marcos de referencia de diversas
fuentes y sobre todo la identificación del discurso con teorías utilizadas
o elaboradas por filósofos o teólogos jesuitas llevó, en la coyuntura del
conflicto, a sostener que las cartas habían sido escritas por los
misioneros y luego traducidas al guaraní. Los investigadores, por su
parte, se encuentran divididos entre quienes atribuyen la autoría a los
curas, quienes las consideran expresiones auténticas de la dirigencia
guaraní y aquellos otros que adjudican el contenido a la elaboración
autónoma de los líderes y autoridades de los pueblos pero basada en
alegaciones sobre derechos asimilados en el medio misionero por
influjo de la enseñanza impartida por sus curas y transmitida de
generación en generación. Esta última postura es adoptada y justificada
contextualmente en este libro.
Las crónicas, diarios y relaciones escritas por jesuitas,
expedicionarios y oficiales españoles y portugueses guiaron la
reconstrucción de los episodios del conflicto, en su origen y desarrollo,
así como el discurrir de los sucesos bélicos. En particular, las obras de
los padres Bernardo Nusdorffer -“Relación de todo lo sucedido en estas
doctrinas en orden a la mudanza de los siete pueblos del Uruguay...”- y
Tadeo Henis -Diario histórico de la rebelión y guerra de los pueblos
Guaranies- constituyeron referencias fundamentales, pues estos
misioneros fueron testigos de los hechos.


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