EVOCACIONES*Septiembre 9 de 1886. La expedición Popper es autorizada por el Gobierno Nacional y ese mismo día sale con destino a la Tierra del Fuego.

El Ingeniero Rumano, junto a expertos en minas, han armado 15 hombres por si tienen que hacer frente a los nativos fueguinos –los onas- de los cuales se temen conductas belicosas.

Tardarán en llegar a Punta Arenas, escala natural de casi todos esos viajes al sur isleño una semana.

Al llegar al asentamiento chileno del Estrecho de Magallanes las tropas pertrechadas como húsares del Imperio desfilarán en el acto puntarenense del 18 de septiembre, dando –tal como lo dicen las crónicas- gran relevancia a los festejos de la Independencia del vecino país.

Ya vendrá un tiempo en que los intereses de Popper y los magallánicos no se presentarán tan cordiales.



Cuando lleguen a Punta Arenas levantarán campamento en la plaza princial, donde serán visitandos por el vecindario...


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Mingo!

Sumo a tu artículo algunos datos que ofrece el libro de Mauricio Braun, “Memorias de una vida colmada” (Gaglianone Establecimiento Gráfico S.A., Bs. As., 1985). Allí, el autor cuenta algunas particularidades de la llegada de Popper a Punta Arenas:

“Más espectacular que el paso de Venus por el cuadrante solar fue para Punta Arenas el paso de Julio Popper”.

“Llegó este personaje en un día de septiembre de 1886 (...) acompañado del ingeniero de minas Julio Carlson, un par de ayudantes y una guardia pretoriana de unos dieciséis individuos uniformados bien armados y mejor abastecidos. Los uniformes de los susodichos soldados no eran chilenos ni argentinos; su diseño era tan sólo fruto de la audaz imaginación del propio jefe de la expedición. Llevaban en la cabeza una especie de morrión de tipo húngaro y una guerrera que podría haberle sido inspirada a Popper por los soldados de su patria de origen, Rumania; amén de un traje de fajina y sendas capas de agua del mismo tono. La primera explicación que nos dio fue que tenía como meta la Tierra del Fuego de jurisdicción argentina y que en Punta Arenas estaría tan sólo de paso”.

Cuenta el autor que Popper visitó al Gobernador Francisco Sampaio para “saludarlo y explicarle su presencia de paso para la Bahía San Sebastián, en Argentina, vía Porvenir, a fin de hacerse cargo de los yacimientos auríferos que le habían sido concedidos por aquel Gobierno para su debida explotación. Agregó que la expedición era costeada por un grupo capitalista de Buenos Aires, toda gente selecta y representativa entre los cuáles nombró a Cullen, Irigoyen, Ramos Mejía, Ayerza, Le Bretón y otros, quienes habían contribuido a formar una compañía de tipo minero llamada “Lavaderos de oro del Sud”.

“En los días siguientes nos ocupamos con Nogueira del traslado a Porvenir de los expedicionarios con sus petates, lo que se realizó sin tropiezos”.

Según Mauricio Braun, Popper “era un hombre lleno de recursos, con una rara y casi diría exótica y atractiva personalidad. Hablaba todos los idiomas conocidos y los escribía a la perfección y se refería a los problemas atingentes a la expedición con gran autoridad. Llevaba máquina fotográfica, teodolito y otros instrumentos necesarios para su travesía de la Tierra del Fuego (...)”.

Un abrazo Mingo!
Hernán (Bs. As.).-