Algo sobre los canutos.

Y o era un niño cuando entré a enterarme que en la vida no éramos todos iguales. Habían algunos grupos que se diferenciaban de los otros aunque esas diferencias no estaban en su documento de identidad. Y entre ellos aparecían "los canutos".


Eran gente de una confesión religiosa distinta a la nuestra. No eran simplemente los protestante, seguidores de Lutero, aquel que recién sería condenado el día del Juicio Final, sumando a sus pecados las culpas por todos sus seguidores a los que había hecho caer en el pecado.

Se identificaban con la Iglesia Evangélica Bautista, una pequeña casa de chapa y madera situada en la calle Piedra Buena; tenían oficios religiosos el sábado, no el domingo, sus pastores se podían casar, y en su mayoría eran procedentes de Chile, con lo que –sin que se dijera con estas palabras- se anunciaba que sus ideas eran contrarias al pensamiento nacional.

No obstante ello entre el pobrerío tenían algunas condiciones que los hacías estimables: en más de una oportunidad recibían a un borracho empedernido, y conseguían regenerarlo.

Se los sabía eruditos del conocimiento bíblico, solían recitar de memoria fragmentos de las escrituras, con nombres, capítulos y versículos.

Y pagaban un diezmo, que eran el diez por ciento de sus ingresos, para sostener al pastor y al culto.

Un día párroco el Cura Párroco casó una pizarra  a la vereda recorrió advirtiendo a los feligreses que concurrir a ese otro templo era pecado.

Por esos años,  Augusto Almada, hombre de la Armada terminó renunciando a la institución porque presionaron sobre él: se había casado con una pastora.



Después del Concilio todo se morigeró entre los católicos y los evangéligos. Ya en el secundario recuerdo algunos compañeros que eran de esa confesión que eran aceptados en el colegio Don Bosco, y que tenían tiempo libre la hora de religión. Millacahuín,  Díaz, son los primeros apellidos que vienen a mi memoria.

Con el tiempo los canutos, que tanto criticaban a los romanos –los romanos éramos nosotros- alquilaron terreno a don Juan Romano, el colchonero, y a cien metros de la iglesia levantaron su templo. Allí estaba de pastor don Isaías Levicoy, compañero de mi padre en trabajos portuarios. Con el tiempo se levantó sede en la calle Bilbao, barriada nueva donde sembraron su fe.

Se los llamaban despectivamente:  Canutos, y en parte aquí traemos el porqué.


Aquí viene la historia…


Juan Bautista Canut de Bon Gil nació en Valencia, España, el 1 de octubre de 1846. A los 18 años ingresó a la Orden de la Compañía de Jesús  en Balaguer, Lérida.

A los dos años de formación y emitidos sus votos religiosos, fue destinado al colegio de Tortosa, a cargo del taller de sastrería. Pero la situación política de España enfrentada en las Guerras Carlistas entre clericales y Laicos hizo difícil su permanencia en el país.

Fue destinado a la Argentina donde aprendió Homeopatía y luego pasó a Chile donde el 30 de abril de 1871 se retiró de la Orden Jesuita (pasando la cordillera a lomo de mula) se radicó en Los Andes dedicándose a la compraventa de telas

Fue enviado a Valparaíso donde estuvo muy poco tiempo pues allí, lo asegura un documento se retiró el 30 de abril de 1871. y el 5 de agosto de ese mismo año se casó con Virginia Robles Aguilar. Su familia quedará constituida por una totalidad de 10 hijos, de los cuales sobreviven al parto y a los primeros años de existencia tan solo cuatro: Salvador Alfonso, Carlos Elías, Eva y Juan Barack.

En 1878 su hijo Carlos Elías es bautizado por David Trumbull.

En diciembre de 1876, según el Diario de Vida de Canut de Bon, encontró un nuevo testamento en un andén de una estación de Ferrocarril, proveniente de la Sociedad Bíblica de Valparaíso episodio que transformo su vida: "fue mi "Primer encuentro que tuve con el Evangelio".

En 1880 tendrá oportunidad de conocer al predicador Robert McLean del que se hizo amigo.

Se transformará en el primer predicador en lengua hispana en Chile "Gracias a la Misión de Mac- Lean he encontrado esta salvación tan grande a mi alma". El Periódico Evangélico, editado en Inglés "The Record" escribe de él en diciembre de 1879: "Hace dos años atrás, un inteligente Español, a la sazón residente en san Felipe, se hizo ardiente amigo del Evangelio de Jesucristo"

Hasta 1880 Juan Canut de Bon recorrió el país vendiendo Biblias y tratados. Corto tiempo, sin embargo, suficiente para ser reconocido como “el Canuto” y recibir las innumerables degradaciones de parte del sector católico.

Durante los días que Canut de Bon fue colpoltor
(difusor de biblias protestantes) bajo el auspicio de la Misión Presbiteriana, ya se generaba un diálogo, quizás antes no evidenciado, entre los sectores populares católicos y el protestantismo. El pastor Canut ideó varias estrategias que facilitaron el rápido acceso de la Sagradas Escrituras a la población, acción que fue rápidamente invalidada por los líderes parroquiales católicos que quisieron impedir la democratización de la lectura bíblica.

Posteriormente se traslada a Concepción, para ayudar en la Iglesia a Robert Mac Lean. Pero graves conflictos internos entre los hermanos Mc Clean y otros misioneros, y graves dificultades que el mismo experimento, crearon una amargura que se expreso en su predicación y en marzo de 1881 fue despedido de sus funciones.

En su desilusión, Canut llego a dudar la realidad de su reacción en contra de la iglesia Católica, y no solo renuncio al protestantismo sino que tres años más tarde, en Curico fue readmitido a la Iglesia Católica.

Sin embargo, su "periodo católico" tuvo fin en 1888, cuando conoció a William Taylor (1821-1902), un pastor metodista estadounidense que había predicado en África e India entre 1856 y 1883. 


AI iniciarse el año 1890, en cumplimiento de los acuerdos de la Conferencia Misionera celebrada en enero, el Dr. LaFetra, contando con los fondos de superavit del Santiago College, procedió a contratar como pastor a tiempo completo para la obra religiosa en español en La Serena y Coquimbo al medico homeopático de origen español, Juan Canut de Bon. En enero de 1890, LaFetra lo nombra como pastor a La Serena donde Canut llega a principios de febrero para iniciar su histórico pastorado.

Tres años duró el pastorado de Canut de Bon en La Serena, pero su primer año fue el de mayor prueba, pero a la ves de mayor crecimiento. Su predicación llena de fervor, pero a la vez polémica de la Iglesia católica, (a la cual se refiere en sus cartas como la Iglesia del Anticristo), avivó a la congregación y atrajo a muchas almas nuevas Esto despertó una furiosa reacción de parte del clero, y elementos fanáticos iniciaron acciones hostiles que culminaron poniendo en serio peligro a Canut de Bon y su familia.

“Cuando salgo por la calle todos los días, no se oye más que gritos al lobo canuto, al apostata, el diablo, al loco, Toda la gente a las puertas. Yo, saludando. Alguna pedrada de estos trae muchas cuestiones y no son gente baja sino jóvenes, niños y mujeres decentes. Los pobres me defienden…Los conventos todos los días predican contra mí. Yo creo que alguno de mis hijos va a ser el primer mártir de Jesucristo. Ellos tienen ahora más fe, aman a Jesús. Mi Virginia (esposa) está conforme, pero tiene miedo que maten a los niños. Yo deseo que usted haga una visita a Balmaceda y ponga en su conocimiento lo que sucede…”

En el año 1892, por cuatro meses, acompañado por un colportor chileno, visitó los pueblos del Valle del Huasco, predicando y vendiendo Biblias. Fueron perseguidos pero las autoridades civiles los protegieron



Fue un pastor evangélico del siglo XIX, predicó denodadamente el reino de Dios, ganando para sí el apelativo cargado de una connotación indigna y burlesca. Incluso, el diccionario de la Real Academia de la lengua española ha establecido al término “canuto” una acepción, señalando que es el “Nombre que el pueblo de Chile da a los Ministros y Pastores protestantes”



Internet nos ayudó su poco en la construcción de este relato:

Su forma de predicar, fogosa y de gran oratoria y conocimientos, atrajo a muchos; sin embargo, también le significó muchos enemigos y sus clientes en la homeopatía  le abandonaron. Se dedicó entonces a predicar de tiempo completo apoyándose en sus conocimientos en el campo de la homeopatía para mantenerse. Para evitar el rechazo de los sacerdotes de la Iglesia católica, ensanchó el territorio de su predicación a ciudades sureñas y lugares donde la Iglesia católica no tuviera mucha influencia —bajo pueblo, campesinos, ciudades lejanas—. Esto tendrá repercusión en el futuro.
Durante cinco años predicó el Evangelio y fundó iglesias en CoquimboLa SerenaConcepciónTraiguénAngolLos ÁngelesVictoria y Temuco.

La Conferencia anual de 1896 decidió trasladar a Canut de Bon de Angol a Santiago con la esperanza del que pudiera mejorar de salud en un clima más benigno y que por su merecida fama de anunciador del evangelio formara la primera congregación metodista de habla hispana en la Capital, sin embargo su salud siguió empeorando y no le fue posible realizar cultos públicos. Después de largos meses de enfermedad durante la cual se vio lleno de gozo y de paz fallece el 9 de noviembre de 1896 a la edad de 50 años.

Sus restos descansan en el Patio de los Disidentes del Cementerio General de Santiago, las fotos corresponde al lugar donde está inhumado..

En el contexto de luchas laicas causadas por la no Separación Iglesia-Estado, su estilo de prédica callejera le ocasionó persecución y burlas, pero también adeptos [cita requerida], quienes recibieron el apelativo de «canutos» para reconocerlos como «seguidores de Canut» —a principios del siglo XX, el escritor anarquista José Santos González Vera describió a unos policías arrestando a un grupo de evangélicos que predicaban y su forma de entrar cantando a la cárcel, tomando nota del apodo de «canutos» que se les daba—. Aunque este término se ha hecho extensivo para todos los miembros de las iglesias evangélicas, sean o no seguidores de Canut, en ciertas ocasiones se utiliza para referirse a cualquier persona muy religiosa o que profese efusivamente su religión en público. Algunos sectores del culto evangélico rechazan este apodo por considerarlo burlesco.
  

De las imágenes: Las de color han sido tomadas de archivos chilenos. La foto en blanco y negro muestra el frente de la antigua Iglesia, hoy reemplazada por una enorme edificación. En ella se ve la familia Almada-Quatrochi, y los acompaña Lola Kiepja. Lola, última chamán selknam nunca fue educada en la fe católica, y aceptaba las prácticas cristianas de "los canutos" y su hospitalidad, en muchas oportunidades en que visitaba el pueblo. Entonces se alojaba en casa de Garibaldi, a un poco más de cien metros del lugar, en la casita de Estrada donde también viviera Federico, y a las horas de culto la pasaban a buscar quedándose a compartir los alimentos con los hermanos.




  

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