LRA 24 en 1976. "En la planta se opera con elevadas cargas de energía"

Eran tres colegiales: José Chito Cárcamo, José Moisés Pérez y Eduardo Andrade los que elaboraban para el Instituto Secundario Don Bosco un trabajo de investigación sobre LRA 24.

Del cual entramos en algunos detalles:
LRA 24 en 1976. "En la planta se opera con elevadas cargas de energía"
En PLANTA TRANSMISORA, se encuentran los equipos que son los encargados de transformar la voz, y la señal de música, en onda radial, para ser luego emitida al éter.
En esta planta se encuentran tres generadores de energía, 25 kw. c/u que alimentan a la torre, suministrando 25KW. de día y 5 KW, de noche; el cambio de potencia utilizada en el día, y que es disminuida en la noche se debe a que la onda de radio avanza con menos dificultad que en día debido a que las radiaciones solares del día entorpecen el desplazamiento de las ondas.
En cuanto a la torre cabe citar que mide 265 mts. de altura fue construida por la empresa SADE y es de gran alcance.

Además en la planta hay un aparato muy importante y que es la ANTENA FANTASMA, equipo imprescindible y que sirve para ajustar los equipos antes de una emisión.
En la planta, se opera con elevada cargas de energía como por ejemplo la onda de radiofrecuencia, que es la onda que se dirige en su fase final a la torre por medio de cables muy resistentes a las grandes cargas eléctricas el llegar a tocar esos cables, que en determinado momento son reemplazados por (tobos) de cobre puede llegar a producir grandes quemaduras y hasta la muerte.-


Ilustración: Manuel Maida

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Mingo!

En relación al artículo, me gustaría acercar fragmentos de un relato que tuve oportunidad de leer en un ejemplar de la publicación de “El Río” (Año 1, Nº 3, Río Grande, Miércoles 14 de mayo de 2003). En ese relato - titulado “En la antena de Radio Nacional” -, Hugo Enrique Hammar recuerda su subida a lo alto de la antena de la emisora. El 6 de febrero de este año se cumplieron exactamente 40 años de aquella aventura.

Abajo transcribo algunos fragmentos de aquella anécdota que, por otra parte, enlaza varios conceptos e ideas presentes en el artículo del blog: la radio, la planta transmisora, la torre de transmisión, la antena, la radiofrecuencia.

Así cuenta Hugo Hammar su experiencia: “Allí (a Río Grande) llegué yo en marzo de 1973 para desempeñarme como operador en la Radio Nacional que se inauguraría el 28 de abril (...). LRA 24 aparecía como un proyecto descomunal en ese confín del país, con sus modernas instalaciones frente a la plaza, ayudando a consolidar un centro edilicio que por entonces se desdibujaba en anchas calles invadidas por el viento, en los comercios dispersos entre enormes terrenos baldíos”.

“Y allá en el sur del poblado, en una suerte de frontera, se levantaba a la vez la planta transmisora que mostraba la enorme antena de 175 metros, donde solamente el personal que la instaló había hecho pié y visto el contorno estepario y atlántico de Río Grande”.

“Fue así que un día gris, el 6 de febrero de 1974, en que se decidió en la antena cambiar el cable de cobre por otro de mejor calidad, se dio una oportunidad que estaba esperando largamente: un corte prolongado en el funcionamiento de la planta que me permitiera subir hasta lo alto de la torre de transmisión. De otra manera, se aseguraba, era riesgoso el hacerlo por la radiofrecuencia (...)”.

“Por suerte no había el viento acostumbrado, y debía experimentar la oscilación natural que en la altura era de un metro y medio. Sabía que podía transitar por dentro, y que debía evitar mirar hacia abajo”.

“En algún momento pensé en ir sacando fotos sobre el trayecto, pero luego me di cuenta que debía ahorrar imágenes para el momento culminante donde seguramente vería el pueblo como pocos lo habían hecho fuera de los instaladores (...). Lo bueno fue llegar y descubrir lo difícil que me resultaba retratarme a esa altura (...). Mi cámara era una pequeña maquinita alemana (...). Y fue con ella que capturé, lamentablemente con ausencia de sol, dos imágenes de aquel Río Grande: con su cuadrícula de calles grises y polvorientas en el norte, y con su frigorífico del otro lado con un barco surto en su muelle y otro esperando el momento del desguace. Para bajar tardé sólo cinco minutos”.

Un saludo Mingo!
Hernán (Bs. As.)
PD: Los artículos de “El Río” son muy interesantes! Gracias Mingo!