TRIPTICA NACIONAL. HISTORIA. 14 HACIA LA CRISIS DEL 90 (SEGUNDA PARTE)

Continuamos, después de un tiempo de silencio, secuenciando las situaciones de orden económico que en nuestro país condicionaron la crisis de 1890.
    Dentro del conjunto de exportaciones argentinas, sobresalen las de origen agropecuario, ya que  en la década de 1880 los cereales se transformaron en una de las principales exportaciones argentinas. La extensión de los ferrocarriles, la Conquista del Desierto y la inmigración masiva fueron los factores que contribuyeron a que esto sucediera. De una exportación anual promedio de menos de 20 toneladas de granos en 1875-79 se pasó a más de 400 toneladas en 1885-89.

   
En las exportaciones ganaderas los productos tradicionales como lana, tasajo y cueros todavía persistieron, aunque los dos últimos comenzaron a revelar signos de estancamiento.
Asimismo, cobró importancia la exportación  a Europa de ganado en pie. Y en esta década se acentuó el proceso de "desmerinización" del ganado lanar.
El merino fue reemplazado por la raza Lincoln, de mejor carne y lana más acorde con las exigencias del mercado europeo. Este cambio permitió la producción de carne ovina congelada para la exportación, de mayor calidad entonces que la carne bovina, que la industria frigorífica comenzó a producir sólo en los últimos años de la década.

Entre 1885 y 1889 se exportó un promedio anual de 11.000 toneladas de carne ovina congelada, que en los cinco años representaron más de 4 millones de pesos oro.

    Estas tendencias del comercio exterior hicieron que en la década de 1880 comenzara a desarrollarse lentamente la industria frigorífica, la cual alcanzaría su plenitud sólo después de 1900, con la producción de carne refrigerada.
La lentitud de este proceso de expansión queda de manifiesto en las cifras de exportación de carnes: a fines de la década de 1880 el tasajo todavía representaba el 48% del valor total de exportación de carnes preparadas y en vivo; los vacunos en pie, 28%, y las carnes congeladas, apenas 19%.
    Esta evolución fue posible ya que a fines de la década de 1870 se habían introducido dos nuevos métodos de congelamiento de la carne: el método Carré Julien, de congelamiento a -30º C y el método Tellier, de enfriado a 0º C.
 El primer método, que permitía un mayor tiempo de conservación de la carne, prevaleció debido a las limitaciones técnicas del momento. Fue aplicado por los británicos en primer lugar en Australia (1880) y luego en la Argentina.
 Los frigoríficos británicos que se instalaron en el Río de la Plata se especializaron, por lo tanto, en la exportación de carne congelada o frozen beef. A diferencia de los británicos, los norteamericanos -que irrumpieron en la industria frigorífica a partir de 1907 con la adquisición de la gigantesca planta de La Plata Cold Storage por Swift & Company-, utilizaron el segundo método, de enfriado de las carnes, más perecedero que el congelado -duraba sólo 40 días-, pero que preservaba mejor el sabor de la carne.
Los frigoríficos norteamericanos se especializaron entonces en la exportación de carne enfriada o chilled beef.






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