EVOCACIONES* Para el 20 de febrero de 1585. España tiene cientos de hombres en el Estrecho pero no hay presupuestos para su manutención.

Era una iniciativa de Pedro Sarmiento de Gamboa, y ahora  se informa en las cortes españolas la existencia detallada en ellas de 1788 personas, toda gente de armas regresada o desertada en sus jefes.

Soldados y marineros en su mayoría identificados por nombre y lugar de origen, y solo dos integrantes con rango: Pedro Sarmiento y Cristóbal Olías ambos Sargentos, que por entonces no era poco grado.

De la misma forma se van identificando a los restantes, por grado y origen, hasta totalizar 78 personas para los cuales se calculan los dineros que habrán de pagársele, más no la forma en la cual habrá de rescatárselos de un fatal destino de muerte.

Poco tiempo después Antón Pablos referirá que a dos leguas de cabo de la Virgen María habían quedado en australes tierras 340 personas de guerra y mar, pobladores y mujeres que con las provisiones desembarcadas tenía en seis meses un promedio de una libra de galleta diaria.

Y la incertidumbre sobre su destino.







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