Cada estancia con su equipo...


Los lectores del libro A HACHA CUÑA Y GOLPE conocerán mi entrevista realizada a Juan Agustín Cárcamo -Lagartija- pero desconocerán esta foto.

Visité al antiguo compañero portuario de mi padre en el verano de 1986 y para el mes de marzo de ese año su voz y sus recuerdos constituyeron un programa del ciclo LOS GAJOS DE LA TIERRA, de entretenía a los oyentes de LRA 24, de 12 a 14.

Don Juan ya había dejado de hacer sus habituales caminatas que lo tenían como un observador mañanero de lo que pasaba en Río Grande, sentado junto a una de las vetanas de Magestic, la tienda de Carlitos Oyarzún en la esquina del Hotel Villa; pero apreciaba lo que pasaba en desde su ventana de la calle Espora.

La revista Impactos de Punta Arenas -en su cuarto año de vida-, recibió dentro del ciclo DE POR ACÁ, los dichos del amigo.., y junto a eso la foto que era copia de la que colgaba en un cuadrito artesanal en una de las paredes de su vivienda: la de este equipo de fútbol, donde el lucía al empuje de su juventud en la estancia que se conocía como "La Segunda".

Pusimos por epígrafe: Equipo representativo de la estancia MARÍA BEHETY que enfrentó como local el 27 de diciembre de 1927 a su similar de JOSÉ MENENDEZ.

De pié: Báez, el calbucano; Enrique Villarroel, El Chueco Loayza (arquero) Tapia, Anselmo Alderete y JUAN CÁRCAMO.

En cuclillas: José del Cármen Báez, Almonacid, Pantojas, Mac Kay y Felix Barrientos.

De los trajeadosse identifica solo al de la izquierda, Elguen, el contadcr.

Ganaron los locales y CÁRCAMO finalmente no jugó porque debía atender la cocina.

La foto color  de JUAN AGUSTÍN fue una de las dos tomadas el día de la entrevista, la segunda -publicada en el número 37 de la revista -3 de octubre de 1992- se debe conservar en los prolijos archivos de su director: Carlos Vega Delgado.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Mingo!

Gracias por complementar con imágenes tus textos publicados en ese libro! Para juntar textos más imágenes, pensé en copiar aquí algunos párrafos de esa entrevista titulada “Te pedían los papeles del caballo, pero ¿Cuándo tu documento argentino?” (En Gutiérrez Domingo, “De por acá”, Impactos, Año 4, Nº 37, 3 de octubre de 1992, Punta Arenas, Chile), principalmente los relacionados a los comentarios referidos en este artículo del blog.

Cada vez que paso frente a la casa que en el año 36 comenzara a construir en Espora 930 Don Juan Agustín Cárcamo Gallardo, él me está mirando desde su ventana, y nos cruzamos un saludo. Lo llamo por su nombre si por casualidad se encuentra abierta, pero si está cerrada prefiero saludarlo con el sobrenombre con que todos lo conocemos. Es de los chilotes de Río Grande, si no me equivoco, el más antiguo:

“Me decidí a venir a Río Grande por conocer, todos venían, plantaban allá y acá venían (...). El barco en que venía, el “Valparaíso”, ahí nomás 300 pasajeros en la bodega (...). La mayor parte venía para Tierra del Fuego porque íbamos todos a Punta Arenas y allí unos para Río Grande, otros para Porvenir (...). De San Sebastián a Río Chico, de Río Chico al 25 de San Sebastián, una tranquera que trabajaban los carreteros de Sara, porque en ese tiempo Sara y María Behety sacaban leña de ese lugar, ahí cruzamos no pasamos nada por el control fronterizo. Yo estuve acá más de 12, 13 años, recién saqué documento. Te pedían los papeles del caballo, pero ¿Cuándo tu documento argentino?”.

Aquí buscó empleo en la Estancia María Behety, conocida más entonces como la Segunda:

“No me quiso dar trabajo, el viejo, el gringo patas largas, Jackson. No, no, me dijo, hay mucha gente trabajando, y usted es nuevo acá, y están los del año pasado, tengo que esperarla a esa gente. Y en ese tiempo estaba Barría Luis, ese era paisano mío y tenía un hermano, con el hermano íbamos allá al colegio: nosotros no somos del pueblo, sino que somos del campo. Con él era conocido. No hay nada, me dicen porqué no hablás con Luis, él está bien acreditado acá y te puede conseguir trabajo, bueno qué se le va a hacer, voy a ver. No te voy a asegurar si te voy a conseguir pero voy a tratar de hablar con el administrador, bueno agarré y salí otra vez. Mi corrida era de acá hasta Sara, de Sara volvía otra vez, a veces venía por los puestos en la noche, de a caballo nomás, un solo día caminé, casi dos días a pie, cuando vine. Estuve en María Behety antes que comenzara a trabajar tres o cuatro días, porque cuando llegué ya había hablado Barría y fue de saludarnos de preguntar cómo iba el asunto, hablé, dijo, pero no quedó nada. Salgo y encuentro un viejo chueco, era el segundo de la Segunda: -¿Dónde vá?; - Ando consiguiendo trabajo; dice: -¿Usted es primo con Lois? Nunca le dicen los ingleses Luis, Lois Barría, a mi me decía Caca-Moo, algo así. Sí; dice: -¡Ah!, eso es lo que quería saber ¿Cuándo llegó?; recién; - ¿Largó su caballito?; no, está todavía en el palenque; justamente – me dice – lárguelo donde están cuatro allí en el campito de pasajeros y vaya para la cocina, vaya a entretenerse, ayúdele un poco al cocinero. Vaya preséntese nomás. Vengo por el segundo, quiere que le ayude algo con la cocina. - ¿Tiene sed, quiere café? ¡Cómo no, si yo estaba desesperado sin trabajar! Pensé, por ahí acá voy a estar seguro, así que me puse a moler café. ¡Qué cantidad! Después llegó la hora de la comida y les ayudé a servir las mesas ahí, el servicio. ¡Me estaban tomando examen!”

Y para que Uds se den cuenta cómo lo saludo a nuestro amigo cuando está la ventana cerrada, dejémoslo a él con esta explicación:

“A todos le ponían sobrenombre, el apodo que tengo me lo puso un cholo Santana. Qué iba a ser Santana ... La trompa la tenía como esos perros, indio que era. ¿Sabe porqué me lo pusieron? Porque cuando yo me vine de Chiloé me traje un pantalón de guiñiporra, tejido a palo, era un pantalón negro, tenía unas rayitas verdes, y otras café, dijo el paisano, y me pusieron Lagartija ...”

Hernán (Buenos Aires).