EVOCACIONES.91*Donde se recuperan antecedentes sobre una institución chilena que tuvo importancia asistencial en el medio fronterizo.”

Dagoberto Gutiérrez Gali me llamó la atención en la reciente muestra del Museo de Porvenir, sobre una publicación de la Cruz Roja de esa localidad fechada en 1936. En ella se consignaban donativos realizados a la institución por pobladores de Río Grande y las estancias, teniendo en cuenta el carácter benéfico de las acciones de esa entidad en el norte fueguino.


Y don Carlos Ozuljevich, titular de la entidad porvenireña, puso en mis manos otro informe, este fechado en 1928, donde se abunda en detalles de aquellas giras con las cuales se conseguían los recursos que al tiempo se retribuían con servicios asistenciales que el Estado Argentino no proveía aún.

Dagoberto me habló de su abuelo Juan Gali, que trabajara en Ruby a partir de 1909, de algunas venturas y desventuras familiares que algún día daremos a conocer: en tanto que a Don Carlos le explicamos que en El Sureño venimos recuperando protagonistas del ayer, y que estas publicaciones de Porvenir, casi un censo entre la gente de buena voluntad, le permitirían a este escritor ir descubriendo nuevos espacios de la historia. Lo hicimos con el censo de 1895. lo continuamos con la mensura de Varela. Se reafirmó en la memoria que en el 46 logró Juan Muñiz entre los vecinos que pasaban los 25 años en la Colonia Agrícola. Colonia Agrícola que en realidad siempre recibió el nombre de Puerto, Puerto de Río Grande, como sus pares de la costa: Madryn, Santa Cruz, Deseado..

Año 1928 día 3 de enero, las estancias de la campaña fueguina son visitadas por un vehículo de la Cruz Roja tripulado por Esteban Kraijevich, quien prestó para el trámite su Chevrolet particular. La empresa vino acompañada de algunas tareas médicas, y el informe es elocuente sobre el comportamiento de una población crecida por las tareas  estacionales de la zafra lanera y la faena frigorífica. Dice la gente de la Cruz Roja: “No hay expresiones para concretar la actitud, por demás halagadora con que fuimos recibidos en las diversas estancias tanto de parte de los señores Administradores, planta de empleados y del elemento trabajador salía en busca de nosotros para hacer el presente de su óbolo, de lo cual se desprende el reconocimiento con que en el campo se observa la magna obra de la Institución. Pues ahora nos resta dejar impresa la gratitud de cada uno de los miembros de esta Asociación para quienes nos han dado la mano entregándonos su aporte material para que podramos iniciar y dar término a la construcción del edificio social en proyecto, y dejamos también, en acápite especial sentado como un precedente de reconocimiento y gratitud hacia las autoridades de la República Argentina en Río Grande y a los habitantes de aquella población, de quienes la Comisión ha recibido la más franca y espontánea acogida.”

La memoria firmada por F.García y Manuel Lillo viene acompañada por un listado de donaciones recibidas, lo que le permite a mucha gente entrar en la historia hoy por unos pocos pesos. Pero pesos que sumados significaban mucho para el socorro que podía requerirse desde Porvenir, en un Río Grande que sólo contaba con la posta asistencial que en el frigorífico se instalara por voluntad testamentaria de José Menéndez.

La visita a las estancias del norte fueguino argentino nos permite contabilizar donativos y gente: En Cullen Station Ltd. Pusieron su óbolo 61 personas 439 pesos argentinos; en el Hotel San Sebastián Santiago Vrsalovic sumó 28,50; en Estancia Sara 97 donantes sumaron 565 pesos; en María Behety 119 personas a las que hubo que sumar los de su sección Castillo 30 y Sección Miranda 19, todos con 801,50; en el Frigorífico se consiguió el donativo de 34 personas y 185 pesos; en Viamonte 39 con 305,65; por la Herminita sumaron 26 contribuyentes los 202 pesos; en tanto que en Ruby se consiguieron 253 nacionales sobre los donativos de 35 trabajadores. El vehículo recaudador siguió para Estancia Vicuña por el paso tan usado en aquellos años, y los números dan cuenta de la población estival y rural de aquellos tiempos.

Pero habrán observado la falta de algunos datos: los de la población del Puerto y los de la Misión. En este recinto, gente que también vivía de la caridad parece ser que no se pasó a tirar la manga, en tanto que en la población portuaria se llegó a recaudar 431 pesos e identificar a los siguientes vecinos: Pedro Triviño, Santiago González, Belarmino Soto, Santiago Pérez, Juan Jurisic, José Cons, Eduardo Van Aken, Manuel Sánchez, Manuel Salgueiro, Herminio Cárcamo, Ibarra y Chapreste (o), Miguel Andrade, Simón Imperial, Jorge Draguísevic, Angel Frigerio, Roberto Musolini, Marcos C.Bais, Telmo C. Suárez (el maestro), Guillermo Aguilar, Pedro Avendaño, Ana Cervantes, Juana Telles, Carmela Rodríguez, Mariano Kovacic, Francisco Pacheco, Mercedes B.de Alvarado, Alfredo Zeguers R., José García, Alfredo Scott, José Montes, Francisco Santomé, A.M.Fornetti, Raful y Roquem Juan Guerra (el Pelao), Calixto Aguilante, Obregón y Barría, Gabriel Fernández, Aurelio Mazziotti, Inocencio Grido, Manuel Anllo, Jorge Ursic, Manuel Ardanaz, Anbel Bello y el mayor fenefactor –que puso él solo 100 pesos- Francisco Bilbao.

Las mujeres brillan por su ausencia es que estaría el marido con la plata en la mano, y muy pocas de las pocas que había mostraban independencia económica. El sector rural nos muestra estancia por estancia un sinnúmero de vecinos que luego formaron sus familias en la población, y también una cantidad enorme de apellidos yugoslavos, apellidos que se fueron desintegrando en la falta de descendencia –no todos conseguían la paisana casadera- o bien en las migraciones a Porvenir o a Punta Arenas.

Aquella comisión que buscaba fondos para la construcción del Cuartel Social de la Cruz Roja en Porvenir estaba integrada por Camilo Bayer, vicepresidente de la Cruz Roja de la vecina población, y con él Francisco García, Amador González, Manuel Andía y el ya mencionado chofer Esteban Kraijevich.

La Cruz Roja fue durante muchos años el elemento de socorro y evacuación  con que contó la población del Puerto de Río Grande. Una urgencia y salía el llamado telefónico esperando la ambulancia con un enfermero o con el mismo Doctor Víctor Trucco, el médico cirujano, si la circunstancia comunicada así lo recomendaba. No hace mucho tuve en mis manos una fotografía donde se ve la ambulancia frente al Hotel Austral, la foto era propiedad del “Petiso” Andrade, cuyo libro se encuentra en imprenta. Pero él entregó tal fotografía al Centro Histórico, sino ya hubiera ilustrado esta nota y el libro en cuestión. Pero para todo hay un tiempo. Por eso llegado 1936 aparece un nuevo informe de la Cruz Roja que alumbra sobre la voluntad solidaria de nuestros pobladores y las condiciones demográficas del lugar. Aquel año se formó el Club Social –resucitado en las últimas semanas- que se propuso de inmediato una colecta para comprar una ambulancia. Pero todos estos temas, nuevos rastros en el día, serán motivo de otros encuentros aquí, en este centro de convergencia de la necesidad de no olvidar que tenemos los riograndenses, en El Sureño de los domingos.


Pero antes de irnos aparece esta pregunta ¿Qué se podría comprar en aquellos años con un peso?

1 comentario:

Anónimo dijo...

... Interesantes datos Mingo sobre la Cruz Roja de Porvenir, y las donaciones de establecimientos y particulares de Río Grande.
Complemento con la información que sigue, sobre dos puntos del artículo: 1. Manuel Anllo, que aparece mencionado en el listado de quienes hicieron donaciones. 2. El Club Social.
1. Tal vez un aspecto de la personalidad de Manuel Anllo, quizá asociada a su interés en colaborar con la Cruz Roja aportando su donación en aquellos años, pueda ser descubierto por una anécdota relatada por la antigua pobladora Sarita Sutherland de Menéndez, nacida el 23 de diciembre de 1917 en Punta Arenas. Ella cuenta que "Manuel Anllo y Agustín Vidal eran los dueños del antiguo hotel Punta María", que ya existía para 1930. Además de hotel, era bar y almacén de ramos generales. Cuenta Sarita Sutherland: "Era muy grande y muy bien arreglado, pero por desgracia se quemó. Manuel Anllo (español) era un hombre grande, alto, corpulento y pasaría sus 100 kilos. Era muy ancho de cara, de tez blanca. Anllo era muy cariñoso. Y era capaz de llorar por algo que pudiese ocurrir a una criatura (...) Yo lo recuerdo porque lo he visto llorar por mi nena cuando la traje al médico a Río Grande y me dieron 24 horas para llevarla a Buenos Aires. Tenía pleuresía y un pulmón tapado". Cuenta Sarita Sutherland que cuando Anllo vió a su nena empezó a llorar, y que le trajo una caja de caramelos. Tal vez esta anécdota sirva para revelar un aspecto del perfil de Manuel Anllo ...

2. Juan Muñiz, antiguo poblador nacido en Gijón, Asturias, el 29 de septiembre de 1907, menciona que "(...) todo el núcleo se juntaba en el Club Social. Los fundadores fueron Ibarra, Raful y Bilbao". También refiere que en el Club Social "se celebraban fiestas patrias. El Club Social fue el primero que existió, y el Club San Martín era de deportes".

Un saludo Mingo ... !
Hernán
(Bs As).