LRA 24: Las glosas de los 38.



Una Velada Musical en la Casa de la Cultura fue la actividad central conmemorativa del último aniversario de LRA 24 Radio Nacional Río Grande.

En escena Bélenus, los Hermanos Pérez, Susana Triviño, Pedro Grava, Román Suárez (foto) y Walter Buscemi se ganaron los aplausos de los concurrentes al recital que fue transmitido en directo por la emisora.

Presentadores en esta ocasión: María de Luján Guzmán y Sebastián Bendaña. Entrevista María Eugenia Duré. Técnicos en sala: Sandro Fuenzalida y Sergio Salvador.

En la transmisión se intercalaron las glosas que transcribimos a continuación:

001.-

LRA 24 RADIO NACIONAL RIO GRANDE nace por una necesidad del estado argentino que consolidar su presencia en el sur.

El planteo estratégico es un planteo cultural, una situación que debe ser encarada desde el poder público en razón de la ausencia de iniciativas efectivas desde los sectores privados.

Como contrapartida el área norte de la Tierra del Fuego, en donde nuestra radio va a tomar vida, era objeto de otras transmisiones radiales las que ejercían influjos notables en el comportamiento y asimilación de valores por parte de la población.

La instalación de una segunda emisora en la Isla Grande era por otra parte tomar conciencia de las limitaciones imperantes: la única radio del estado en el territorio de entonces estaba situada en Ushuaia pero su potencia era tan limitada que funcionaba exclusivamente como radio urbana.

La nueva filiar de Radio Nacional aparecía con un compromiso mas extenso, como extenso era desde el primer momento el espacio a cubrir con la dispersión de su señal: el norte fueguino, la región magallánica de Chile, el sur santacruceño, nuestro mar austral y en ellas: Las Islas Malvinas.

002.-

Hasta poco antes de salir al aire LRA 24, Río Grande contaba con una señal propia gestada por la Obra de Don Bosco; hacemos referencia a Radio Misión Salesiana.

Un una transmisión limitada en horario, equipamientos artesanales, personal aprendiz tomado de la Escuela Aerotécnica que la cobijaba la Radio venía desde hacía una década aportando identidad y estableciendo comunicación. Sus prioridades eran pastorales y educativas, y en este terreno le tocaba ser vocero de un tiempo de cambios en la iglesia –ese que se dio con el Concilio Ecuménico Vaticano II- . en tanto que la naturaleza de su alumnado procedente de distintas localidades de nuestro sur garantizaba un intercambio de vivencias donde se mantenían unidas a las familias dispersas.

El mensaje aquel se sustentaba en lo cultural en la música folklórica argentina de cuyo auge masivo fueron testigos esos años.

Radio Misión calló una primavera. Si bien tenía autorización para funcionar en un experiencia comercial que nunca alcanzó, y también siglas propias, el anuncio de la construcción de LRA 24 la hizo declinar una lucha por la competencia que se presentaba.
Mucho del espíritu, y también algunos recursos humanos, ligados a aquella radio formar parte de una herencia que la nueva radio debió recibir cuando comenzó sus transmisiones regulares el 28 de abril de 1973.

003.-

Estamos hablando de una radio naciente, la nuestra LRA 24, vista al año 1973 donde todo lo que se instalaba en el medio era de la más reciente y eficaz tecnología.

Hablamos de una radio AM, situada en un lugar privilegiado del dial, el 640 –al comienzo del mismo- para cubrir las expectativas iniciales de quien pudiera buscar algo más en materia radial. Y ese algo más estaba dado por dos emisoras riogalleguenses: LU 12 Radio Río Gallegos y LU14 Radio Provincia de Santa Cruz, la primera de débil señal.

Y junto a ella cuatro señales puntarenenses, casi todas de nítida recepción en una población de origen limítrofe que orientaba sus antenas en esa dirección.

La política de seguridad nacional, imperante entonces, marcaría exclusiones en cuanto a la conciencia fronteriza. Primaba la idea del límite, y por ello LRA 24 fue un alambrado más, invisible con pretensiones de ser efectivo que dibujó valores de argentinidad en sus contenidos, sus propuestas y sus dogmas.

Vendría un tiempo después a vivenciar todo este sur situaciones ásperas, ligadas a contiendas militares, latentes y efectivas, donde esa radio estaría inmersa en una lucha que no siempre tuvo resultados alentadores.

004.-

Río Grande era por 1973 parte de una comarca que debatía su destino entre su origen ganadero y las perspectivas que podía encontrar en la actividad petrolera.

Se decía y se sentía Capital Económica de la Tierra del Fuego, porque aquí primaba la actividad privada, en notorio contraste con Ushuaia crecida en medio de los padrinazgos oficiales, primero con el Presidio, luego con la Gobernación Marítima y la Base Naval.

Los conflictivos años de la vida institucional que sucedieron al peronismo no dieron claro perfil de lo que debía ser este territorio. Pero los impulsos de la economía serían pronto desatados y poco antes de la inauguración de esta casa radial aparecía una legislación de creación de una zona aduanera especial que tardaría en implementar logros de progreso, pero que finalmente lo lograría.

Muy pocos sabían de nombre y número, de relación simple siquiera, lo que era esa ley cuando se inauguró esta radio. Pero pronto un caudal de población interesante llegaría a estas tierras con perspectivas algo mayores de estar un tiempo, hacer cierta diferencia económica y marchar.

La radio participó de este tiempo y sin saberlo todavía estaba contribuyendo a un mecanismo fundamental para la felicidad de este lugar, conseguir arraigo.

005.-

Los años 70 estaban desbordados por urgencias de comunicación.

Los distantes espacios de este sur eran demandantes de esos lazos.

De allí que no fuera extraño que el Estado Nacional encarara al unísono proyectos que paralelamente afianzaban los vínculos entre la región metropolitana del país y su periferia sur.

Por eso una misma empresa era la que desarrollaba de 1971 en adelante las obras de la instalación del enlace de microondas para ENTEL, y la construcción de LRA 24, con sus edificios imponentes para esa hora y aun hoy, las casas de Estudios y Planta Transmisora.

Las urgencias del emprendimiento ponían en juego la capacidad riograndense para recibirlas.

¿De dónde sacaríamos energía suficiente para hacer funcionar esta emisora? Al menos nuestra planta transmisora debió contar con generación propia.

¿Estaríamos en condiciones los fueguinos de proporcionar los recursos humanos que requería la puesta en marcha de la filial? Esto se logró solo en parte por concurso en la voluntariosa juventud de entonces; en otros órdenes debió recibirse a empleados procedentes del norte del país que aceptaban el desafío de hacer radio y vivir en el viento y el frío de este sur que les era desconocido.

Y los estímulos materiales que aparecían en el salario, y en el inmediato reconocimiento comunitario de la tarea, no eran suficientes para garantizar del todo, las ganas de vivir, las ganas de quedarse, las ganas de tener futuro en una tierra de proyectos angostados.

La radio supo de estas dificultades y fue nido de esperanzas y trabajo, desde su cotidianidad, desde su trascendencia.

06.-

El desarrollo poblacional en este sur, logrado cuando un nuevo esquema de relaciones económicas permitió el asentamiento fabril en Tierra del Fuego, no se vio libre de constantes críticas que se repiten en el tiempo.

El pueblo crecía, pero también en él crecían los costos de vivir. Una población nueva buscaba congeniar con la preexistente, y las armonías no se lograban de la noche a la mañana.

Por otra parte un orden vertical, propio de años autocráticos, no estimulaba la participación de todos los sectores de la población a la hora de repensar soluciones para nuestros problemas.

La radio vio pasar esta incertidumbre.

Y la vio tomar un cariz realmente alarmante cuando el plano bélico invadió a cotidianidad de nuestros días. Un impensado conflicto en torno a las islas del Beagle puso en armas a nuestro sur. Y la radio tomó el lenguaje de la contienda.

Se trabaja en post de conformar a una audiencia circunstancial, en una situación excepcional. Sin saber que en muchos casos los efectivos militares para los cuales se daban los mensajes de razón nacional y valor necesario, no tenían permitido escucharnos.

Se trataba de impartir alegría y optimismos en días en los cuales toda una parte de la población estable se marchaba.

Y nosotros con Rafaela Carrá, dale que cantábamos “Para enamorarse bien hay que venir al sur”.

Fácil decirlo para buena parte de los que estábamos aquí.

Pero no fueron tiempos disipados para la labor radial que formaba parte de los mecanismos de control, aceitados de continuo en aquellos años.

007.-

La radio que quería darlo todo no podía hacerlo.

Sus recursos humanos hacían escuela en la labor cotidiana, pero distaban de contemplar toda una demanda que podía surgir de las especificidades del trabajo radial.

Si bien las áreas técnicas resultaron más que suficientes, los recursos intelectuales marcaban limitaciones para manejar un amplio abanico de posibilidades que tenía la labor comunicacional.

Es así que por fuera de toda institución, que por entonces podía resultar escasa, aparecieron individualidades que se sumaron voluntariamente al trabajo de los empleados de LRA 24, fueron los colaboradores.

Gente que quería dar, sin esperar retribución pecuniaria.

Así se fueron cubriendo distintas urgencias unidas a algunos nombres que se incorporados por esta participación al historial de la radio naciente, algunos de los cuales perduraron en el tiempo:

Para el programa literario… Leonor María Piñero.

Para el programa dedicado al trabajador rural… Adríán Bitsch.

Para el complejo mundo del deporte.. Horacio David Surt y Juan José Degratti.

Se estimulaba la participación de la audiencia en la elaboración de nuestros contenidos musicales, y había un componente de juventud que era esencia en una comunidad y en una radio naciente.

008.-

La hora de Malvinas resulta difícil de soslayar para los que la vivieron en el medio radial.

Cabalgando sobre el triunfalismo de la primera hora la radio fue vehículo de las inquietudes patrióticas que proliferaban en nuestro medio.

Se encadenó a las señales nacionales, oficiales y privadas, y trató de estar a la altura de las circunstancias, más allá de los silencios impuestos.

Fue señal de regreso para las naves que terminaban sus misiones de ataque, y que emprendían una retorno peligroso condicionado por la falta de armamento y la necesidad de desplazarse con silencio de radio.

Asistió a momentos gratos e ingratos que toda conflagación bélica ofrece a los que en ella se ven involucrados.

Los tiempos aquellos, de entrega económica, política y cultural también tenían a la radio cautiva de la superficialidad con que se miraba al mundo.

Una radio inmersa en la estridencia de la música dísco debió buscar nuevos lenguajes que reemplazaran al inglés cotidiano de nuestras canciones, aun en un medio del estado argentino, por un lenguaje más nuestro.

Y así desempolvamos rincones de nuestra discoteca donde dormían expresiones que si bien no estaban prohibidas hasta ese momento, estaban ninguneadas por el gusto establecido, y a así fue cuando al pasar la guerra, y alertarse a la democracia nos encontramos cantando con todos: Sólo le pido a Dios.

009.-

Las contradicciones propias del régimen político imperante en aquellos años hizo que en algún momento en esta radio se pensó que iba a desaparecer.

Una mirada austera llevó a pensar que no era más necesario que una emisora por provincia, y nosotros –que no lo éramos- debíamos asistir a la sola supervivencia de la colega LRA 10, por estar situada en la capital estadual.

Río Grande contaba entonces con un área de dispersión de señal en el cual los oyentes potenciales eran cuatro veces más que los de Ushuaia, pero en eso no se pensó.

Con una preeminencia exclusiva de medios del estado –la televisión que nos precedió en 1967 y nosotros- debíamos prepararnos para que algún particular accediera a la propuesta licitatoria.

Pero por otra lado, en otro espacio de las decisiones equilibrantes, desde el Ejército Argentino que por entonces encaraba bajo su mando las políticas radiales en todo el país apareció la piedra que limitó ese paso: fue donando una emisora de FM de diez KV, con lo que su precio creció en desmesura.

La falta de oferentes dejó a la radio donde había estado siempre, pero a la vez desdoblada.

Durante un tiempo la emisión primera de FM en la comunidad tropezó con la falta de receptores entre la población, y la exclusividad de contenidos musicales –limitados por la calidad media de nuestra discoteca- le dio un perfil de de música funcional.

Hasta que llegó un tiempo más cercano en que también la FM tomó la palabra.

010.-

El retorno a la democracia encontró a la radio y su inexperiencia ligada a una tarea en la que estaba todo por hacer.

En forma agónica el gobierno saliente respondió a demandas históricas para su organigrama, designando una dotación nueva que casi de inmediato tuvo que asistir a la finalización de los códigos de exclusión impuestos por el proceso.

Una radio que debía accionar en libertad.

Inicialmente se pensó que al fin se contaba con un medio en el cual podíamos decir todo lo que pensábamos.

Pero el tema no era tan así.

La comunidad riograndense tenía esos mismos fueros, y su reclamo de expresión y participación tuvo prelación a la palabra de los profesionales de la comunicación.

La radio que hizo escuela formando sus propios componentes fue escenario de la expresión que debía sustanciar la labor de los representantes del pueblo.

Primero en la pluralidad de comunicados que surgían como expresión sectorial a cada momento en que algo cambiaba el derrotero de los fueguinos.

Su lectura llenaba nuestro tiempo.

Después compartiendo los micrófonos –aun no los teléfonos- con los nuevos responsables de la cosa pública.

Aquellos que en un primer momento retaceaban la palabra para indicar sus visiones sobre la realidad, y que no tardarían en se demandantes de la posibilidad que el medio radial les daba de ser conocidos y valorados.

La vieja radio de la buena música, el escucharemos o escuchamos, fue siendo ganada por las expresiones pensantes sobre el acontecer local, regional y nacional.

Hasta que llegó el momento que todo lo regional comenzó a pensarse como provincial…

011.

Ya no quedan los grandes protagonistas de la primera hora radial. Ya no quedan muchos que hayan sido su público.

Treinta y ocho años de vida marcan distancias en un mundo y en una ciudad donde todo a devenido el algo nuevo.

La radio ha madurado en sus experiencias comunitarias y sus integrantes que no han buscado otro destino han peinado canas.

Tal vez por un momento ya no se pudo hablar de los chicos de la radio, como se decía con admiración y respeto en los primeros tiempos. Hoy es un equipo maduro que comienza a tener sus mutaciones.

Las nuevas incorporaciones de la radio se dan en personal que no había nacido cuando la emisora vio la luz.

Esto admite que las nostalgias incuben otras propuestas, mas innovadoras y mirando al futuro.

Germen de todo ello es la cotidianidad de LRA 24 que hoy integra a sus antiguas señales de AM y FM las oportunidades que hoy da Internet donde puede ser vista y oida en www.nacionalriogrande.com.ar

Y esa coincidencia y conciencia que nos une que si hay un momento en que se puede trazar un hoy y un ayer, ese momento es hoy.. en cada día.

012.-

Desde su primera hora LRA 24 destacó su ponderación positiva por la música argentina. Espacios de tango y folklore se privilegiaron siempre, y en ello todo lo que tenga que ver con la expresión de los cultores locales de cada género.

Ya en la jornada inaugural hubo un hecho trascendente: una velada de gala en el viejo y querido Cine Roca con la actuación de Los chalchaleros.

También esta Casa de la Cultura, con la que compartimos cumpleaños en fechas muy cercanas, nos ha recibido y con nosotros exponentes locales del canto y la interpretación musical. Eso fue cuando LRA 24 cumplió 17 años.

Este reencuentro en la sala Ángela Loij sabe de viejos y sostenidos esfuerzos, esta Velada Musical nos suma y nos multiplica, por la semilla de argentinidad que venimos sembrando desde 1973, en el aire de los fueguinos.

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