Ante la memoria, la verdad y la justicia.


A veces nos quedamos sin palabras.

Esta mañana acompañé a Fernándo Tropea en LRA 24 aportanto recuerdos y testimonios ligados al 24 de marzo. Recordé aquellos golpes de estado donde frecuentemente en nuestro país quedaban los intendentes mientras borraban a los concejos, y en razón de ello llevé testimonios de actores contradictorios, como lo fueron antes y después los concejales Rodolfo Canalis y Elena Mingorance.

Ambos siguieron actuando en lo político, al instalarse la dictadura Doña Elena fue "invitada" a continuar como secretaria de finanzas de la comuna, en tanto que él operó desde la clandestinidad.

Con el retorno a la democracia uno será ministro de una gestión justicialista, para luego terminar como Director de Obras Sanitarias de una gestión radical.

La otra en la continuidad del partido que hiciera nacer: Agrupación Vecinal más tarde Movimiento Popular Fueguina, figuró en varias cadidaturas hasta que se consagró como Presidenta de la Convención Constituyente Provincial, e integrante de la reformadora provincial.

De paso fuimos indentificandos personajes que se nombraban, y circunstancias que se vivían, relaciones de poder y parentezcos...

¡Lástima si no lo pudo escuchar!

Pero también...

¡A veces nos quedamos sin imágen!

Fue cuando volver con pan a casa pasamos por el Sitio de la Memoria, donde ayer hubo una vigilia, parodiando tal vez sin mucha reflexión la que hacen los Veteranos de Guerra sobre el dos de abril; sin darse cuenta que ellos al menos tienen algo que consideran festejable (la guerra al principio hizo convivir al país en alegría), en tanto que el 24 de marzo solo nos hizo de entrada partícipe de los miedos que vendrían.

Y del Sitio de la Memoria, levantado frente a dónde estuviera el Hotel de la Familia Barrientos, donde viviera uno de los desaparecidos riograndenses: Guillermo Carlos, no parece saber de pintura hace mucho tiempo. Han colocado recientemente una suerte de elemento simbólico, una reja, tal vez en el acto de anoche. Mantiene una placa colocada por el Municipio donde se ha arrancado el escudo comunal. La placa de bronce expuesta a las lluvias por un monolito, está arqueada y carente de brillo. Y en el mástil no flameba la bandera nacional, esa que al menos hoy alguien tendría que haber hecho flamear.

El Sitio de la Memoria no parece incorporado en ningún protocolo, hace unos años se sembró un árbol en el lugar, un árbol que curiosamente otros se encargaron en arrancar.

Tal vez no sepan muchos que el enorme árbol que da verde al lugar fue colocado un lejano verano por el padre de Guillermo (foto), en una situación premonitoria con respecto al destino trunco de su hijo.

La desidia de los sectores progresistas pone a la luz la abundancia de los sectores retrógrados.

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